Daba la impresión, quizá no fuera así, siempre fue tan metódico, tan calculador,
Pero estaba tan inmerso en sus asuntos rutinarios, en la banalidad del día a día, que se perdió lo realmente importante, quiso convertir en normal lo excepcional, se lo perdió, y nunca supo de su extraordinaria presencia, todo pasó inadvertido para el, creía que su vida ya era tan plana que nadie podría cambiar su horizonte, y lo logró,
Ya no hay vuelta atrás, había sido capaz de transformar su vida, y había normalizado cada salto, cada montaña, nada le podría hacer pensar, cambiar su mentalidad, se lo iba a perder casi todo,
Pero Jandro tenía una carta bajo la manga, nadie sabría cuales eran sus verdaderas intenciones, quizás el tampoco lo tenía tan claro...
2 comentarios:
ostras, Jandro... así le llamábamos cariñosamente a mi padre. Qué casualidad.
Ains... qué cosita me ha dado... corazón.
Un besito.
en nada volvemos a vernos!!!
en nada!!!!!
Curioso vaya, casualidad total...
Un besazo, no queda nada y menos
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