viernes, abril 8

PRIMAVERA

Una mañana llena de polvo sahariano que sigue devorando la nieve serrana por momentos, habrá que hacerse fuerte dentro de las cámaras frigoríficas o los aires acondicionados tan nefastos para la salud.


Me recuerda que estamos en abril, un paso para mayo y el infierno madrileño, el verano infinito, desértico, cruel, ese que te tiene sin dormir por sus más de 20 grados celsius por las noches, no me acostumbro, ni lo haré, nací para el frío y desde el frío.


Y el sol no me disgusta, hacer cosas al aire libre siempre fue mi pasión, pero los días primaverales, o los otoñales, son fantásticos, lo que pasa es que al sur del sistema central pasamos del invierno crudo al verano sin tregua, Madrid es ya muy grande y tiene tanto asfalto abrasador que es casi imparable el efecto isla, algunos grados de más que se acumulan en la ciudad y da la sensación de bochorno tan desagradable de esta gran ciudad.


Sólo nos queda la sierra, que amortigua el golpe y permite respirar con calidad y frescor, así que habrá que ir buscando las más altas cumbres, bien pertrechados de crema solar, para disfrutar una vez más de la nieve fugaz, mientras todo sucede alrededor.


La vida sigue girando, por mucho que nos empeñemos en pararla, atenuarla o no vivirla, la vida sale ahora mismo por todos lados, hay agua, y el agua es el secreto, todo nace y florece, ahora hay que seguir regando para que todo siga su ciclo.


Ha explotado, eclosionó con el sol, y nos rodea por todas partes, que viva la PRIMAVERA...