lunes, junio 4

Arriba en el aire


Seguimos volando, las alas, el viento, la temperatura, todo parece acompañar, todo es tan sencillo y acompasado que puedes dudar de que te puedan fallar las fuerzas.


A veces pienso que podría vivir así eternamente, con el alimento de la propia velocidad, surcando cuantas corrientes de aire se me ofrecen, visitando cada rincón desde el punto más impensable...


Pero ya sé que no es eterno, y que no volaré por siempre para quedarme en el aire, pero quiero disfrutarlo ahora, respirar y saber que puedo ver todo pequeñito desde las alturas, cuando vuelva a la tierra debo haber aprendido algo de este mágico viaje.


El sol que antes cegaba, ya se puede mirar sin miedo a las quemaduras, hasta el oxígeno sabe más dulce desde aquí. Todo parece ordenado, hasta el caos da la impresión de que no existe desde esta altura.


Cuando vienes de la tierra, al principio crees que estás en otra dimensión, tienes que tener muy claro lo que está pasando, porque si no, caerías en un gran error.


Todo muta, nada permanece.

miércoles, mayo 16


Iré a despedirme de ti, a verte de nuevo una vez más, aunque te has mostrado muy poco esta temporada, pero sí, estaré en tu marcha, como suelo hacer siempre, sólo tú me purificas con tu sonrisa blanca y pura, me devuelves al inicio de los tiempos y sé que contigo todo es posible, pues así me lo has mostrado siempre.



Te Quiero.

viernes, mayo 4

En perfecta formación


Estábamos todos juntos, como encerrados, esperando el momento para gritar, pero no había nadie en el escenario. Nos dimos la vuelta resignados, pero con una sensación extraña, sabíamos que algo podría suceder en cualquier momento.


No sé quién empezó, pero nos contagiamos uno a uno, fue increíble, nos miramos, y sin hablar empezamos a caminar, primer de forma lenta, y poco a poco fuimos trotando.


En cuanto empezamos a correr todo se transformó, a medida que me esforzaba más iba perdiendo la ropa y veía cómo salían plumas de mi propia piel, no podría imaginar lo que sucedería minutos después.


Algunos cayeron agotados, exhaustos del esfuerzo, pero nos ayudábamos para levantarnos y continuar, y cada vez con más ansia, como si la vida estuviera a pocos kilómetros, ni siquiera podía mirar el cielo negro que se cernía sobre todos los que seguíamos intentándolo…


Llegó un momento clave, las fuerzas comenzaron a multiplicarse, y las plumas cubrían ya nuestros cuerpos como si fuéramos pájaros gigantes, los brazos pasaron a ser una especie de alas que nos daban un impulso increíble, no éramos capaces de distraer la mirada, sólo seguir en el empeño, que parecía cercano, cada vez más.


Pude ver cómo algunos compañeros empezaron a flotar, otros daban saltos gigantes, yo ya me mantenía en el aire durante unos segundos, pero al caer volvía a correr cada vez mejor, cada segundo más rápido, nunca miré hacia atrás.


Y de repente, empezaron a volar los que iban en la parte delantera del grupo, inmediatamente y para mi sorpresa ya no pisaba el suelo, mi velocidad era incalculable, impulsado ya por mis largas y esbeltas alas, de un magistral pelaje, yo era capaz de volar, de subir al cielo sin esfuerzo aparente.


Mientras todo esto sucedía, no podíamos hablar, lo único que se escuchaban eran gritos de sorpresa.


Pronto fuimos alineándonos en forma de cuña, cual verdaderas aves emigrando, cada uno en su posición, ocupando un cielo donde empezaba a salir el astro rey, un sol que inundaba todo, y que era imposible de mirar directamente debido a la intensidad con la que brillaba.


No sabemos dónde vamos, ni sabemos qué está sucediendo, pero seguimos con rumbo fijo al infinito desde entonces, con la mirada en el horizonte y en perfecta formación.


Lo que sí sabemos es que lo vamos a lograr.

jueves, mayo 3

El camino hacia el comienzo

Todo había sido tan extremadamente parecido, su vida era como una réplica constante, el día de la marmota una y otra vez, pero llegó un punto de no retorno, se planteó romper con ello de forma abrupta, abandonar ese camino y permanecer al margen de cualquier movimiento, pasando a ser un mero espectador tan estudioso como pudiese, de tal forma fue aprendiendo de alguna manera, y no cedía en su empeño, el más mínimo error le podría llevar de nuevo a un estadio más o menos previsible, una circunstancia que ya no quería volver a repetir.

Y día tras día fue armando su coraza de valor y empeño, dibujando un modelo que si bien pareciese parco desde la lejanía, tenía la riqueza que necesitaba, de hecho, no sabía cuánto tiempo iba a durar su aprendizaje, pero sí sabía que algo estaba ganando, y era el tiempo mejor invertido de su corta existencia.

A veces, las tardes le regalaban el más bonito anochecer posible, siempre aprovechaba para disfrutarlo en calma, y esa paz le iba colocando cada cajón, cada mueble dentro de su cabecita.

Lo que era extraño al principio, se hizo ritual, y empezó a ser una costumbre, seguía observador y vigilante de todo aquello cuanto pasaba por sus ojos, dejando también el trabajo a su poderosa imaginación, así pasaba de una sencilla historia a un bonito episodio endulzado por todo lo que él quisiera.

miércoles, abril 18

La llegada anhelada

Estaba escondido en un rincón del mundo y no quería dar el salto, ni anticiparse, de hecho se retrasó demasiado.

En mi desconsuelo pensé que no llegaba nunca, no sabía si llorar o precipitarme y salir a buscarla, yo sabía que llegaría pero no cuándo. Ignorante pensé quizá era un castigo a mis desatinos, quizá una llamada de atención, pero me estaba carcomiendo por dentro, ¿por qué no vienes? ¿qué hice yo para que marcharas?...

Pasaban los días, las tardes y las noches, y el sol seguía siendo testigo brillante de ese tiempo muerto, que arrancaba la planta de la tierra, y daba sed allí por donde miraba.

Era un largo tiempo que tenía que terminar, por lo menos avanzar que no sería así para siempre, y terminar la especulación, arrancar de cuajo estos días de la marmota.

Verdaderamente llegué a pensar que no te volvería a ver, pero justo cuando menos lo esperaba, llegaste, te hiciste notar, salvaje y rápida.

Con toda la fuerza de quien quiere desea, fuiste pintando de blanco todas las alturas, y creando la magia que sólo tú posees.

Sembrando el futuro de una vida que no cesa, con tu frío y furia implícitas.

Y me llamaste al encuentro para saludarme, para golpear mi cara como siempre has hecho, con la intensidad que te espero, y así fue y será mientras tú quieras, porque el regalo más grande siempre es inesperado, y en esta temporada te he anhelado como nunca, si cabe más, ahora no es tiempo de que te vayas, déjame por un momento más vivirte y guardarte para siempre, hasta que quieras volver a aparecer, que lo harás, cuando más te plazca, cuando sea el momento.

Y cubriste copo a copo nuevamente todas las alturas para reinar.