Espero que llueva un poco, que el agua clara limpie la calle y despereze a mi paraguas, que nos saque del secarral en el que estamos convertidos.
Me he dado una vuelta por el regalo que tenemos en Madrid, esa montaña cercana, el bendito Guadarrama que me ha brindado unas nubes amenazantes, que eran niebla más arriba, poca precipitación, pero con el aroma a nieve que ha de llegar, el olor de la humedad era más que suficiente para animarme a buscar el Puerto de Cotos, donde el escaso grado positivo que teníamos anunciaba el frío por llegar.
Un poco más arriba, en Valdesquí se afanaban por limpiar el área, saben que el blanco elemento mira de reojo la estación, que se convertirá en una colapsada estación de metro durante el fin de semana, pero de momento estaba serena y preparada para todo, una pequeña hoguera encendida y cuatro coches junto a las casetas mientras el sol hacía uno de sus últimos guiños a las nubes que iban desapareciendo.
Ya en la bajada me colé en la repostería de Ana donde me llevé algo dulce, cómo huele en ese lugar, estaba el día dispuesto para la nariz, mientras caminaba por Rascafría el olor a leña quemada me hace retroceder muchos años, esencias de niñez, y recuerdos siempre cercanos, siempre emotivos, ahora que todo ha de complicarse puedo recordar lo feliz que era con mis pinturas de colores y un pequeño cuaderno por emborronar, pocas decisiones más que tomar, pocos temores hacia un futuro enroscado en un calendario aún no impreso.
Pero el futuro se puede oler, se puede presentir, cada momento de la tarde de hoy es un pequeño trozo del futuro por llegar, los aromas por venir y las tardes frías de invierno con el viento incesante y las nubes con formas indescifrables, es un pequeño adelanto de que la nieve nos va a dar la posibilidad de seguir pisando en blando, de hollar un nuevo camino buscando las lagunas de Peñalara...
El regreso por la mítica Morcuera, paso bello donde los haya, refugios y fuentes jalonan este recorrido, ya en penumbra, el mercurio del coche vuelve al escaso grado centígrado al alcanzar el punto más alto, desde la tranquilidad inconcebible del valle del Lozoya hasta la iluminadísima noche madrileña que se divisa desde la vertiente sur, Miraflores, Soto, Colmenar, el descenso, mañana más, mejor, y más bonito si cabe, buenas noches, Gracias por estar...
2 comentarios:
Buenas noches, buenos dias, gracias a ti, por Ser, por Estar. En nada nos vemos, lo qué-será, se verá. Abrazo, Amigo.
P.D. Me gusta el nuevo diseño :)
Aqui me tienes, por fin :)
Gracias por los maravilloso paisajes de montañas que nos has traido.. como en mi sueño de verdes acequias.
Se te quiere, ya lo sabes de sobra :)
P.D. Hasta que no desaparezca el último bosque, los hombres no nos daremos cuenta de que los billetes no se pueden comer.
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