Haciendo muñecos, tartas de nieve o agujeros se pasa el tiempo volando, caminando por las laderas, bajando, subiendo, sintiendo el fresco viento serrano por la piel y otra vez a empezar, con el regalo de las vistas más preciosas que se puedan imaginar, el anochecer lo viste todo de amarillos y naranjas que cierran el paso a la nieve teñida de azules que se empeña en reflejar el velazqueño cielo que sigue siendo compartido entre Madrid y Segovia
Tras un excepcional fin de semana que culminó rodeado de nieve por todos lados me asomo al lunes con cara de muñequito de nieve o de niño sonriendo mientras me caigo de espaldas en el blanco elemento, y una vez más la vuelta a la rutina que está siéndolo menos cuando te agotas hasta el final durante los días de descanso, ay de mí cuando lleguen los exámenes.
Y seguirá nevando un poco más mientras nos crucen frentes que son la alegría de la huerta, máxime en este tramo de año después de un otoño tremendamente seco, hay que disfrutar de la montaña mientras se pueda, que las temperaturas tampoco ayudan nada a que se conserve el manto blanco, pocos recuerdos tengo de inviernos sin raspar el coche para quitar el hielo, y ahora es difícil que bajemos de cero grados en Madrid, poco a poco nos vamos calentando, aunque me da la impresión de que va más rápido de lo esperado.
Ayer acabé en la cama integrado entre las sábanas, realmente cansado, pero hoy ya estoy fuerte a tope, con ganas de luchar la semana,
A por todas...
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