Aquí está con sus hojas amarillas y rojas, sus días oscuros y el susurro de las nubes cargadas.
Otro chubasco alegre y canciones que se juntan para inspirarte.
Es cierto, porque acaban de decirlo en la televisión, "es el otoño más otoñal desde que lo inventaron".
Es imposible echar de menos al sol con estas postales húmedas, con ocasos casi invisibles, con días frescos y nieblas pasajeras. Es el otoño de Madrid, una rareza que de vez en cuando nos sorprende limpiando las calles con agua nueva, refrescando el aire y llenando los embalses.
El suelo está empapado, las setas tienen el suelo preparado.
Casi nada.
Un otoño más, un camino al frío invierno que casi asoma por la puerta...
lunes, noviembre 14
miércoles, noviembre 2
Llega la nieve arriba
De temporada.
Llega una buena borrasca, con sus jugosos frentes y las primeras nieves serias de la temporada, hasta hoy hemos visto ligeras harinadas en cumbres, pero ahora arranca lo bueno, la virginal sábana blanca se va a apoderar de nuestras montañas y nos acerca el olor a leña en los pueblos serranos, los días cortos, el viento cortante.
De vez en cuando me tomo un respiro y subo arriba a escucharlo todo, el agua ya está corriendo ladera abajo despues del verano alargadísimo, ese que acabó con las fuentes y agostó casi toda la sierra. Ahora no queda tiempo para nada, ya están los animales inquietos, ellos saben cuándo cambia el tiempo mucho mejor que nosotros, y ya preparan el invierno cercano.
Parece que cada año le cuesta más llegar a esa estación, de momento no hemos pasado nada de frío, ni siquiera fresco, y estamos a 2 de noviembre, con la impresión de arrastrar un otoño cálido y mísero en lluvias, aún quedan días por delante y quizá lo que se nos negó ahora nos anegue.
Volveremos a las cumbres.
Llega una buena borrasca, con sus jugosos frentes y las primeras nieves serias de la temporada, hasta hoy hemos visto ligeras harinadas en cumbres, pero ahora arranca lo bueno, la virginal sábana blanca se va a apoderar de nuestras montañas y nos acerca el olor a leña en los pueblos serranos, los días cortos, el viento cortante.
De vez en cuando me tomo un respiro y subo arriba a escucharlo todo, el agua ya está corriendo ladera abajo despues del verano alargadísimo, ese que acabó con las fuentes y agostó casi toda la sierra. Ahora no queda tiempo para nada, ya están los animales inquietos, ellos saben cuándo cambia el tiempo mucho mejor que nosotros, y ya preparan el invierno cercano.
Parece que cada año le cuesta más llegar a esa estación, de momento no hemos pasado nada de frío, ni siquiera fresco, y estamos a 2 de noviembre, con la impresión de arrastrar un otoño cálido y mísero en lluvias, aún quedan días por delante y quizá lo que se nos negó ahora nos anegue.
Volveremos a las cumbres.
miércoles, junio 15
Éramos
Éramos, bajo un techo de hojas, gamos en el corazón del bosque; hierba fresca que jamás sería hollada. Éramos jugosa y brillante hierba por la escarcha perlada.
Hoy no sé ni quién soy, y hoy no sé ni a dónde voy.
Sólo si hay llama de amor, vuelve la esencia. Sólo si la piel dormida despierta, sabré quién soy, sabré hacia dónde voy.
Éramos la música en el murmullo de la corriente, el milagro del fuego, el terror al eclipse. Laderas éramos, que eran mares de espigas en el suave oleaje de lo que éramos.
Hasta dónde puede alcanzar la razón, infinita condena de azules quebradas. Bruma, seno de una tierra virgen, hasta dónde andará el corazón.
Éramos, éramos primigenio mundo de abismos y luces, paraíso calmo sin límite de distancias. En la profunda fronda, adormecidas fieras, habitantes callados de las cavernas.
Desde donde se mueven la mano y el ojo, éramos astil, pedernal y bronce. Luego rueda, muralla, silo. Poco a poco, todo habría terminado. Éramos...
(Manolo García)
Desde donde todo puede verse me asomo a la letra de esta canción capaz de abarcar todas mis visiones sobre el mundo, y no termina nunca para mí, la idea que queda en mi cabeza la escribo con pausa y me deleito en ella:
Sólo si hay llama de amor vuelve la esencia.
Hoy no sé ni quién soy, y hoy no sé ni a dónde voy.
Sólo si hay llama de amor, vuelve la esencia. Sólo si la piel dormida despierta, sabré quién soy, sabré hacia dónde voy.
Éramos la música en el murmullo de la corriente, el milagro del fuego, el terror al eclipse. Laderas éramos, que eran mares de espigas en el suave oleaje de lo que éramos.
Hasta dónde puede alcanzar la razón, infinita condena de azules quebradas. Bruma, seno de una tierra virgen, hasta dónde andará el corazón.
Éramos, éramos primigenio mundo de abismos y luces, paraíso calmo sin límite de distancias. En la profunda fronda, adormecidas fieras, habitantes callados de las cavernas.
Desde donde se mueven la mano y el ojo, éramos astil, pedernal y bronce. Luego rueda, muralla, silo. Poco a poco, todo habría terminado. Éramos...
(Manolo García)
Desde donde todo puede verse me asomo a la letra de esta canción capaz de abarcar todas mis visiones sobre el mundo, y no termina nunca para mí, la idea que queda en mi cabeza la escribo con pausa y me deleito en ella:
Sólo si hay llama de amor vuelve la esencia.
jueves, mayo 26
Verano veraniego
Como avisaban los calendarios no hay quien se resista...
Y se acerca el solsticio de verano, donde tiene su fin el ventisquero de la Condesa, y tantos otros neveros serranos que están a punto de caer fulminados, el resto pasaron a la historia.
Nos quedaremos con los últimos resistentes: la zona de la ceja de Peñalara, que aún está vivito y coleando, el de Claveles que tiene muy buena pinta, y en del nacimiento de hoyocerrado que da nombre al puerto de los neveros, finalmente un gran campeón, un poco más al noreste, el nevero del pico del nevero, ese gran resistente que suele cerrar la temporada cuando los demás ya no existen.
El pasado año ganaba el tour Alberto Contador mientras me comía un bocadillo junto a ese mítico nevero, que llegó a resistir hasta los primeros días de agosto, este año el calor que tenemos no nos dejará repetir la hazaña, pero quizá ganemos el Tour de nuevo...
Y se acerca el solsticio de verano, donde tiene su fin el ventisquero de la Condesa, y tantos otros neveros serranos que están a punto de caer fulminados, el resto pasaron a la historia.
Nos quedaremos con los últimos resistentes: la zona de la ceja de Peñalara, que aún está vivito y coleando, el de Claveles que tiene muy buena pinta, y en del nacimiento de hoyocerrado que da nombre al puerto de los neveros, finalmente un gran campeón, un poco más al noreste, el nevero del pico del nevero, ese gran resistente que suele cerrar la temporada cuando los demás ya no existen.
El pasado año ganaba el tour Alberto Contador mientras me comía un bocadillo junto a ese mítico nevero, que llegó a resistir hasta los primeros días de agosto, este año el calor que tenemos no nos dejará repetir la hazaña, pero quizá ganemos el Tour de nuevo...
viernes, abril 8
PRIMAVERA
Una mañana llena de polvo sahariano que sigue devorando la nieve serrana por momentos, habrá que hacerse fuerte dentro de las cámaras frigoríficas o los aires acondicionados tan nefastos para la salud.
Me recuerda que estamos en abril, un paso para mayo y el infierno madrileño, el verano infinito, desértico, cruel, ese que te tiene sin dormir por sus más de 20 grados celsius por las noches, no me acostumbro, ni lo haré, nací para el frío y desde el frío.
Y el sol no me disgusta, hacer cosas al aire libre siempre fue mi pasión, pero los días primaverales, o los otoñales, son fantásticos, lo que pasa es que al sur del sistema central pasamos del invierno crudo al verano sin tregua, Madrid es ya muy grande y tiene tanto asfalto abrasador que es casi imparable el efecto isla, algunos grados de más que se acumulan en la ciudad y da la sensación de bochorno tan desagradable de esta gran ciudad.
Sólo nos queda la sierra, que amortigua el golpe y permite respirar con calidad y frescor, así que habrá que ir buscando las más altas cumbres, bien pertrechados de crema solar, para disfrutar una vez más de la nieve fugaz, mientras todo sucede alrededor.
La vida sigue girando, por mucho que nos empeñemos en pararla, atenuarla o no vivirla, la vida sale ahora mismo por todos lados, hay agua, y el agua es el secreto, todo nace y florece, ahora hay que seguir regando para que todo siga su ciclo.
Ha explotado, eclosionó con el sol, y nos rodea por todas partes, que viva la PRIMAVERA...
Me recuerda que estamos en abril, un paso para mayo y el infierno madrileño, el verano infinito, desértico, cruel, ese que te tiene sin dormir por sus más de 20 grados celsius por las noches, no me acostumbro, ni lo haré, nací para el frío y desde el frío.
Y el sol no me disgusta, hacer cosas al aire libre siempre fue mi pasión, pero los días primaverales, o los otoñales, son fantásticos, lo que pasa es que al sur del sistema central pasamos del invierno crudo al verano sin tregua, Madrid es ya muy grande y tiene tanto asfalto abrasador que es casi imparable el efecto isla, algunos grados de más que se acumulan en la ciudad y da la sensación de bochorno tan desagradable de esta gran ciudad.
Sólo nos queda la sierra, que amortigua el golpe y permite respirar con calidad y frescor, así que habrá que ir buscando las más altas cumbres, bien pertrechados de crema solar, para disfrutar una vez más de la nieve fugaz, mientras todo sucede alrededor.
La vida sigue girando, por mucho que nos empeñemos en pararla, atenuarla o no vivirla, la vida sale ahora mismo por todos lados, hay agua, y el agua es el secreto, todo nace y florece, ahora hay que seguir regando para que todo siga su ciclo.
Ha explotado, eclosionó con el sol, y nos rodea por todas partes, que viva la PRIMAVERA...
viernes, marzo 18
El primer paso
Pasaron cien segundos silenciosos en los que pudo escuchar su corazón de verdad.
Todas las cosas que se había negado a sí mismo serían posibles a partir de ahora, había dado un paso del que nunca se arrepentiría, aunque era temprano para saberlo, él sólo fue capaz de saber lo que era y lo que quería a partir de ese momento, sus ojos se llenaron de lágrimas que no eran explicables, él no solía llegar al dolor con facilidad, solía ocultarlo para no mostrarse débil ante los demás, y escondía demasiado bien (realmente mal), sus debilidades.
Aunque el alivio de llorar le hizo saber dónde estaba, una vez fue capaz de secarse los ojos, levantó la mirada, pudo ver todo con más claridad que nunca, y se dijo a sí mismo que todo acababa de comenzar, su primer paso fue firme, su voz firme como el rugido del león dió gracias a la vida, que es lo que mueve todo, la que le dió la opción de ser él de nuevo, la misma vida que vuelve y te sorprende...
La Vida, que se disfraza de lo que quiere, La Vida.
Todas las cosas que se había negado a sí mismo serían posibles a partir de ahora, había dado un paso del que nunca se arrepentiría, aunque era temprano para saberlo, él sólo fue capaz de saber lo que era y lo que quería a partir de ese momento, sus ojos se llenaron de lágrimas que no eran explicables, él no solía llegar al dolor con facilidad, solía ocultarlo para no mostrarse débil ante los demás, y escondía demasiado bien (realmente mal), sus debilidades.
Aunque el alivio de llorar le hizo saber dónde estaba, una vez fue capaz de secarse los ojos, levantó la mirada, pudo ver todo con más claridad que nunca, y se dijo a sí mismo que todo acababa de comenzar, su primer paso fue firme, su voz firme como el rugido del león dió gracias a la vida, que es lo que mueve todo, la que le dió la opción de ser él de nuevo, la misma vida que vuelve y te sorprende...
La Vida, que se disfraza de lo que quiere, La Vida.
lunes, marzo 14
El sobre
- Bien, esto es todo lo que usted necesita, le será de gran ayuda si lo utiliza de forma adecuada.
- Muchas gracias...
Un embalaje rudimentario, apenas un sobre grande de poco peso, que contendría unas hojas quizá, o un pequeño cuaderno, no evidenciaba un manual grande, ni voluminoso. Se apresuró a abrirlo antes de abandonar la sala, sus ojos se clavaron en el sobre, se borraron por un instante todos sus sentimientos, el sobre era el objeto más deseado, su contenido le devolvería su sonrisa, acabaría con sus dudas, con su inquietud, era un momento muy importante, su vida se llenaría de color, sabía que su momento llegaba.
Y abrió cuidadosamente el sobre, con cariño para no romper la armonía de su contenido, como acariciando el pelo de un crío, con la ternura que él recordaba en su infancia, ese instante fue eterno y por un momento parece que el tiempo se detuvo. Justo hasta que descubrió el contenido deseado, una cuartilla, era un folio lo que albergaba el torpe sobre en su interior, su manual era realmente pequeño, ¿tan poco necesitaría?. Raudo lo sacó del interior para leerlo lo antes posible, el tiempo iba rápido cual gacela africana salvando su vida, su corazón también acompañaba con intensidad inusitada.
Y no había nada escrito por delante, nada escrito por detrás, es un folio en blanco: es una hoja vacía. Esto debe ser un error, yo esperaba un manual, una forma de comprenderlo todo, porque no soy capaz de entender nada...
¿Dónde están las respuestas a mis preguntas? ¿Como uso ahora este manual que no contiene nada?.
Las preguntas rotundas se quedaban huérfanas, golpeando en su cabeza como si nadie supiese qué responder. De hecho él mismo no creía en que existiera algo o alguien que le pudiese ayudar a dar un poco de luz, pero este manual era más inquietante.
Se llevó el manual hacia su nariz para olerlo, con todas las dudas que tiene un niño cuando sale por primera vez a la calle y observa las aceras, los vehículos y las personas que se mueven rápido hacia algún lugar que no sabe que existe, efectivamente olor a papel nuevo. Al principio pensó que todo había sido un error, alguien se llevó su manual y él sólo podría reclamar una nueva copia, pero pronto supo que no iba a ser tan sencillo.
- Disculpe, creo que se ha confundido, aquí sólo hay un folio en blanco.
- Efectivamente, ese es su manual, hágalo suyo...
- Gracias de nuevo.
- Muchas gracias...
Un embalaje rudimentario, apenas un sobre grande de poco peso, que contendría unas hojas quizá, o un pequeño cuaderno, no evidenciaba un manual grande, ni voluminoso. Se apresuró a abrirlo antes de abandonar la sala, sus ojos se clavaron en el sobre, se borraron por un instante todos sus sentimientos, el sobre era el objeto más deseado, su contenido le devolvería su sonrisa, acabaría con sus dudas, con su inquietud, era un momento muy importante, su vida se llenaría de color, sabía que su momento llegaba.
Y abrió cuidadosamente el sobre, con cariño para no romper la armonía de su contenido, como acariciando el pelo de un crío, con la ternura que él recordaba en su infancia, ese instante fue eterno y por un momento parece que el tiempo se detuvo. Justo hasta que descubrió el contenido deseado, una cuartilla, era un folio lo que albergaba el torpe sobre en su interior, su manual era realmente pequeño, ¿tan poco necesitaría?. Raudo lo sacó del interior para leerlo lo antes posible, el tiempo iba rápido cual gacela africana salvando su vida, su corazón también acompañaba con intensidad inusitada.
Y no había nada escrito por delante, nada escrito por detrás, es un folio en blanco: es una hoja vacía. Esto debe ser un error, yo esperaba un manual, una forma de comprenderlo todo, porque no soy capaz de entender nada...
¿Dónde están las respuestas a mis preguntas? ¿Como uso ahora este manual que no contiene nada?.
Las preguntas rotundas se quedaban huérfanas, golpeando en su cabeza como si nadie supiese qué responder. De hecho él mismo no creía en que existiera algo o alguien que le pudiese ayudar a dar un poco de luz, pero este manual era más inquietante.
Se llevó el manual hacia su nariz para olerlo, con todas las dudas que tiene un niño cuando sale por primera vez a la calle y observa las aceras, los vehículos y las personas que se mueven rápido hacia algún lugar que no sabe que existe, efectivamente olor a papel nuevo. Al principio pensó que todo había sido un error, alguien se llevó su manual y él sólo podría reclamar una nueva copia, pero pronto supo que no iba a ser tan sencillo.
- Disculpe, creo que se ha confundido, aquí sólo hay un folio en blanco.
- Efectivamente, ese es su manual, hágalo suyo...
- Gracias de nuevo.
viernes, marzo 11
Desde la nada
- Su manual para vivir aún no está impreso, siéntese unos minutos a reflexionar...
Tratando de arrancar los grilletes y las anclas de gran tonelaje, el peso que no te deja vivir y te amarra firmemente al tú que ya no eres, pero que te persigue en medio de la lenta meseta porque anda viviendo en tí desde hace todo este tiempo, y ansía perpetuarse como si nada ni nadie lo pudiese perturbar. Y en el centro, nunca tímido, el sol, intentando alumbrar algo que de oscuro da miedo.
Caras sonrientes y alegres para la comedia más grande del mundo, la felicidad fingida como un arte de vivir, quizá en pesadumbre, pero sin arriesgar un ápice por no caer de rodillas y llorar como ha de ser.
Pero los robots no fueron capaces de mejorar esta versión y se limitaron a imitar a los humanos, cuando la diferencia a veces es menos perceptible de lo que nadie pudiese imaginar.
Aparecen caras sonrientes en las fiestas de los otros para aparentar una intranquilidad que relaje a su corazón, que no le deje pensar en lo impensable, para tachar algo que nadie puede ocultar.
En cada tiempo de invierno se puede aparentar un verano frío, cada vida que pasa sin llanto era otra comida sin sabor, aquella que apenas llega a distinguirse en el campo de cereales, caminando gris por la muerta meseta.
Cuánto tiempo para decidir nada de nada, cuanto espacio y tiempo perdido en nada elegante, regresando y volviendo a la triste estampa que apaga el fuego más fiero, la sonrisa vacía que no es capaz de llorar y se debate entre lo poco y lo ínfimo.
- Gracias, aquí me quedo...
Tratando de arrancar los grilletes y las anclas de gran tonelaje, el peso que no te deja vivir y te amarra firmemente al tú que ya no eres, pero que te persigue en medio de la lenta meseta porque anda viviendo en tí desde hace todo este tiempo, y ansía perpetuarse como si nada ni nadie lo pudiese perturbar. Y en el centro, nunca tímido, el sol, intentando alumbrar algo que de oscuro da miedo.
Caras sonrientes y alegres para la comedia más grande del mundo, la felicidad fingida como un arte de vivir, quizá en pesadumbre, pero sin arriesgar un ápice por no caer de rodillas y llorar como ha de ser.
Pero los robots no fueron capaces de mejorar esta versión y se limitaron a imitar a los humanos, cuando la diferencia a veces es menos perceptible de lo que nadie pudiese imaginar.
Aparecen caras sonrientes en las fiestas de los otros para aparentar una intranquilidad que relaje a su corazón, que no le deje pensar en lo impensable, para tachar algo que nadie puede ocultar.
En cada tiempo de invierno se puede aparentar un verano frío, cada vida que pasa sin llanto era otra comida sin sabor, aquella que apenas llega a distinguirse en el campo de cereales, caminando gris por la muerta meseta.
Cuánto tiempo para decidir nada de nada, cuanto espacio y tiempo perdido en nada elegante, regresando y volviendo a la triste estampa que apaga el fuego más fiero, la sonrisa vacía que no es capaz de llorar y se debate entre lo poco y lo ínfimo.
- Gracias, aquí me quedo...
martes, enero 4
Within Youself
Llegó Londres para demostrar que es una ciudad que tiene energía propia, y la utiliza con sabiduría.
Una vez más en el vagón 4 de 8, en este caso no espero que sople el viento, salgo directamente al encuentro de la nieve suave, y me recreo en su presencia, tal vez son menos copos de los que ansío, pero son los que deben ser, con toda su carga, en el momento que deben llegar y con la caricia justa.
Y en todo esto surge, de repente, lo que nunca puedes predecir, y caminas (quizá inocentemente) sin rumbo, aunque sabes que algo te puede empujar hacia alguna dirección jamás conocida antes.
Yo no sé hacia dónde voy y eso es lo más atractivo del viaje, siendo yo disfrutaré bastante más de la travesía, y es algo que quiero hacer ahora, se abren caminos múltiples, con selvas, llanos y desiertos, más gente donde parece que hay menos, y posiblemente más palabras que en un océano de libros, sólo queda ser cauto y caminar...
Una vez más, gracias Londres por llevarme Within Myself.
Una vez más en el vagón 4 de 8, en este caso no espero que sople el viento, salgo directamente al encuentro de la nieve suave, y me recreo en su presencia, tal vez son menos copos de los que ansío, pero son los que deben ser, con toda su carga, en el momento que deben llegar y con la caricia justa.
Y en todo esto surge, de repente, lo que nunca puedes predecir, y caminas (quizá inocentemente) sin rumbo, aunque sabes que algo te puede empujar hacia alguna dirección jamás conocida antes.
Yo no sé hacia dónde voy y eso es lo más atractivo del viaje, siendo yo disfrutaré bastante más de la travesía, y es algo que quiero hacer ahora, se abren caminos múltiples, con selvas, llanos y desiertos, más gente donde parece que hay menos, y posiblemente más palabras que en un océano de libros, sólo queda ser cauto y caminar...
Una vez más, gracias Londres por llevarme Within Myself.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)