miércoles, abril 18

La llegada anhelada

Estaba escondido en un rincón del mundo y no quería dar el salto, ni anticiparse, de hecho se retrasó demasiado.

En mi desconsuelo pensé que no llegaba nunca, no sabía si llorar o precipitarme y salir a buscarla, yo sabía que llegaría pero no cuándo. Ignorante pensé quizá era un castigo a mis desatinos, quizá una llamada de atención, pero me estaba carcomiendo por dentro, ¿por qué no vienes? ¿qué hice yo para que marcharas?...

Pasaban los días, las tardes y las noches, y el sol seguía siendo testigo brillante de ese tiempo muerto, que arrancaba la planta de la tierra, y daba sed allí por donde miraba.

Era un largo tiempo que tenía que terminar, por lo menos avanzar que no sería así para siempre, y terminar la especulación, arrancar de cuajo estos días de la marmota.

Verdaderamente llegué a pensar que no te volvería a ver, pero justo cuando menos lo esperaba, llegaste, te hiciste notar, salvaje y rápida.

Con toda la fuerza de quien quiere desea, fuiste pintando de blanco todas las alturas, y creando la magia que sólo tú posees.

Sembrando el futuro de una vida que no cesa, con tu frío y furia implícitas.

Y me llamaste al encuentro para saludarme, para golpear mi cara como siempre has hecho, con la intensidad que te espero, y así fue y será mientras tú quieras, porque el regalo más grande siempre es inesperado, y en esta temporada te he anhelado como nunca, si cabe más, ahora no es tiempo de que te vayas, déjame por un momento más vivirte y guardarte para siempre, hasta que quieras volver a aparecer, que lo harás, cuando más te plazca, cuando sea el momento.

Y cubriste copo a copo nuevamente todas las alturas para reinar.

lunes, noviembre 14

Estaciones

Aquí está con sus hojas amarillas y rojas, sus días oscuros y el susurro de las nubes cargadas.

Otro chubasco alegre y canciones que se juntan para inspirarte.

Es cierto, porque acaban de decirlo en la televisión, "es el otoño más otoñal desde que lo inventaron".

Es imposible echar de menos al sol con estas postales húmedas, con ocasos casi invisibles, con días frescos y nieblas pasajeras. Es el otoño de Madrid, una rareza que de vez en cuando nos sorprende limpiando las calles con agua nueva, refrescando el aire y llenando los embalses.

El suelo está empapado, las setas tienen el suelo preparado.

Casi nada.

Un otoño más, un camino al frío invierno que casi asoma por la puerta...

miércoles, noviembre 2

Llega la nieve arriba

De temporada.

Llega una buena borrasca, con sus jugosos frentes y las primeras nieves serias de la temporada, hasta hoy hemos visto ligeras harinadas en cumbres, pero ahora arranca lo bueno, la virginal sábana blanca se va a apoderar de nuestras montañas y nos acerca el olor a leña en los pueblos serranos, los días cortos, el viento cortante.

De vez en cuando me tomo un respiro y subo arriba a escucharlo todo, el agua ya está corriendo ladera abajo despues del verano alargadísimo, ese que acabó con las fuentes y agostó casi toda la sierra. Ahora no queda tiempo para nada, ya están los animales inquietos, ellos saben cuándo cambia el tiempo mucho mejor que nosotros, y ya preparan el invierno cercano.

Parece que cada año le cuesta más llegar a esa estación, de momento no hemos pasado nada de frío, ni siquiera fresco, y estamos a 2 de noviembre, con la impresión de arrastrar un otoño cálido y mísero en lluvias, aún quedan días por delante y quizá lo que se nos negó ahora nos anegue.

Volveremos a las cumbres.

miércoles, junio 15

Éramos

Éramos, bajo un techo de hojas, gamos en el corazón del bosque; hierba fresca que jamás sería hollada. Éramos jugosa y brillante hierba por la escarcha perlada.

Hoy no sé ni quién soy, y hoy no sé ni a dónde voy.
Sólo si hay llama de amor, vuelve la esencia. Sólo si la piel dormida despierta, sabré quién soy, sabré hacia dónde voy.

Éramos la música en el murmullo de la corriente, el milagro del fuego, el terror al eclipse. Laderas éramos, que eran mares de espigas en el suave oleaje de lo que éramos.


Hasta dónde puede alcanzar la razón, infinita condena de azules quebradas. Bruma, seno de una tierra virgen, hasta dónde andará el corazón.

Éramos, éramos primigenio mundo de abismos y luces, paraíso calmo sin límite de distancias. En la profunda fronda, adormecidas fieras, habitantes callados de las cavernas.

Desde donde se mueven la mano y el ojo, éramos astil, pedernal y bronce. Luego rueda, muralla, silo. Poco a poco, todo habría terminado. Éramos...

(Manolo García)

Desde donde todo puede verse me asomo a la letra de esta canción capaz de abarcar todas mis visiones sobre el mundo, y no termina nunca para mí, la idea que queda en mi cabeza la escribo con pausa y me deleito en ella:


Sólo si hay llama de amor vuelve la esencia.

jueves, mayo 26

Verano veraniego

Como avisaban los calendarios no hay quien se resista...

Y se acerca el solsticio de verano, donde tiene su fin el ventisquero de la Condesa, y tantos otros neveros serranos que están a punto de caer fulminados, el resto pasaron a la historia.

Nos quedaremos con los últimos resistentes: la zona de la ceja de Peñalara, que aún está vivito y coleando, el de Claveles que tiene muy buena pinta, y en del nacimiento de hoyocerrado que da nombre al puerto de los neveros, finalmente un gran campeón, un poco más al noreste, el nevero del pico del nevero, ese gran resistente que suele cerrar la temporada cuando los demás ya no existen.

El pasado año ganaba el tour Alberto Contador mientras me comía un bocadillo junto a ese mítico nevero, que llegó a resistir hasta los primeros días de agosto, este año el calor que tenemos no nos dejará repetir la hazaña, pero quizá ganemos el Tour de nuevo...

viernes, abril 8

PRIMAVERA

Una mañana llena de polvo sahariano que sigue devorando la nieve serrana por momentos, habrá que hacerse fuerte dentro de las cámaras frigoríficas o los aires acondicionados tan nefastos para la salud.


Me recuerda que estamos en abril, un paso para mayo y el infierno madrileño, el verano infinito, desértico, cruel, ese que te tiene sin dormir por sus más de 20 grados celsius por las noches, no me acostumbro, ni lo haré, nací para el frío y desde el frío.


Y el sol no me disgusta, hacer cosas al aire libre siempre fue mi pasión, pero los días primaverales, o los otoñales, son fantásticos, lo que pasa es que al sur del sistema central pasamos del invierno crudo al verano sin tregua, Madrid es ya muy grande y tiene tanto asfalto abrasador que es casi imparable el efecto isla, algunos grados de más que se acumulan en la ciudad y da la sensación de bochorno tan desagradable de esta gran ciudad.


Sólo nos queda la sierra, que amortigua el golpe y permite respirar con calidad y frescor, así que habrá que ir buscando las más altas cumbres, bien pertrechados de crema solar, para disfrutar una vez más de la nieve fugaz, mientras todo sucede alrededor.


La vida sigue girando, por mucho que nos empeñemos en pararla, atenuarla o no vivirla, la vida sale ahora mismo por todos lados, hay agua, y el agua es el secreto, todo nace y florece, ahora hay que seguir regando para que todo siga su ciclo.


Ha explotado, eclosionó con el sol, y nos rodea por todas partes, que viva la PRIMAVERA...